Las mujeres costarricenses, como en el caso de los hombres costarricenses, parecen estar en una encrucijada entre los roles tradicionales y los modernos. Tradicionalmente, el país es gobernado por el machismo, un sistema en el que se considera a la mujer el sexo débil y se limita a ciertos roles y comportamientos. Bajo este sistema, la mujer puede ser una de dos cosas: una prostituta o una santa. Esta separación drástica o limitación de una mujer justifica cómo un marido puede casarse con una «santa» y una mujer pura y dormir un poco con una prostituta o una «mala mujer». Sin embargo, a juzgar por el gran número de «buenas» las mujeres que acuden a moteles con los socios, uno no puede realmente decir que esta dicotomía o separación se aplica a la realidad actual. Las chicas de Costa Rica se están convirtiendo en personas más «reales» y humanas, que no tienen más que elegir entre ser una puta o la Virgen María.Desde la década de 1980 ha habido numerosos estudios realizados sobre las cuestiones de género y las mujeres en Costa Rica y América Latina en general. Estos estudios consideran temas como la situación de la educación y el trabajo de las mujeres de Costa Rica, la transformación de los roles de género a lo largo de los años, y las condiciones doméstica y sexual de las mujeres. Probablemente el acontecimiento más importante fue que el responsable de la modificación de la condición de la mujer, era su inserción en la fuerza de trabajo. El primer paso hacia su independencia económica se produjo a finales del siglo XIX, cuando el gobierno liberal consideró la educación como esencial para la mejora del país. El gobierno alentó a las mujeres a estudiar Educación, Enfermería y carreras de secretariado. Sin embargo, no fue hasta las primeras décadas de este siglo, cuando a las mujeres o chicas de Costa Rica se les permitió una mayor expresión y el poder en las esferas políticas, lo que resultó en la fundación de diversas asociaciones dirigidas por las trabajadoras y activistas. No fue sino hasta 1948, sin embargo, que las mujeres obtuvieron el derecho al voto.

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En la actualidad, sólo cincuenta y un años después de que se les permitió votar, dos mujeres ocupan el primer y segundo Vice-Presidencia de la nación. Por otra parte, hay una mujer, Margarita Peñón, que ya se postuló para la próxima presidencia. Estos son hechos sorprendentes si se considera que un país que cuenta con la igualdad entre hombres y mujeres, como los Estados Unidos, nunca ha tenido a las mujeres que aspiran a cargos políticos alto. Aparte de estos logros políticos, las mujeres en Costa Rica son muy educadas, especialmente en comparación con la población femenina en otros países. Las reformas educativas que garanticen la educación gratuita y obligatoria, han permitido a la mayoría de la población (93%) a leer y escribir, y puesto que hay dos universidades públicas y privadas, las mujeres y los hombres de todas las clases han sido capaces de recibir mayor nivel de escolaridad. Gracias a este alto nivel educativo, las mujeres en Costa Rica pueden ser profesionales en cualquier carrera, a pesar de las tensiones todavía existentes en los puestos de trabajo que tradicionalmente han sido para los hombres.

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